
Otra vez apareció el rectángulo gris al borde superior de la pantalla, cuando se inició la sesión del MSN. Alguien quiere hablar conmigo. Acepto... no muy convencida.
(Leyendo un libro que me prestó un amigo, decidí finalizar mi búsqueda, entendí que mejor me quedaba sola. Por falta de tiempo, no borré mis datos de la página busca parejas).
Pero alguien me saluda de manera muy agradable. Escribe bien y eso es un punto a favor, importante para mi, sin faltas de ortografía y buena redacción.
Es entretenido. Me pide mi celu y se lo doy para que me llame en la tarde, después del trabajo. Pero voy en la primera micro y ya me está llamando, luego voy en la segunda micro y vuelve a llamarme, le digo que aún no llego a casa y cuando llego allá, me vuelve a llamar (¡cuanto interés!). Hablamos... me invita a cenar y me niego. ¿Cómo voy a ir a cenar con un desconocido, si ni siquiera sé como es. No tiene foto en su PC, (aunque igual me engañan con fotos falsas). Así que, me niego a que vaya a buscarme para ir a cenar.
En la noche cuando ya estoy metida en mi cama vuelve a llamarme, ya estoy pensando que no me va a gustar, porque cuando llega uno insistente que me acosa, a mi no me gusta. Siempre ocurre así, cuando me intereso por alguien a ese alguien no le intereso... pero cuando yo le intereso a ese alguien a mí no me interesa él.
Cuando volvemos a hablar me invita a almorzar y me vuelvo a negar. Hasta que finalmente acepto un café (aún no me convence mucho). Su conversación mientras tanto, es muy interesante, se nota una persona muy culta (es abogado) y sus letras y su forma de escribir me atraen como imán... Me siento muy atraída (pero no muy convencida). Entonces me plantea un acuerdo: “
Cuando nos encontremos, yo te voy a saludar. Si no hay química tú pones tu mejilla... pero, si hay química... tú pones tu boca”.
Me parece un acuerdo razonable. Acepto, y voy a su encuentro. Sin expectativas (porque creo que no me va a gustar). El baja de su auto y yo lo miro. No es feo, pero tampoco lo encuentro atractivo. Subimos a su auto y luego de acomodarnos me dice:
- “
Nosotros tenemos un acuerdo”
Me sonrío. Es encantador. En su auto hay una atmósfera embriagadora con su perfume mezclado con tabaco (¿porqué la mezcla de perfume y tabaco despierta de inmediato mis sentidos? Me excita ese olor, su perfume huele delicioso), me acerco a él... y pongo mi boca... siento como unos labios me besan suave, esa boca se come la mía sin que su lengua, o la mía intervengan... siento como esa boca me encanta, sus labios son blandos como los míos y disfruto de ese beso tan rico, entonces saco mi lengua ansiosa y curiosa, porque quiero explorar su boca y recorrerla toda (aunque en esa posición mucho no se puede hacer). Qué cosa tan maravillosa, qué delicia es besar su boca.
Cuando estamos en el café, sentados frente a frente me dice: “
no me mires así que te agarro a besos aquí mismo”.
Me va a dejar a mi casa. Entra... le muestro parte de mi casa. Debe irse porque tiene una cena con su hijo, pero cuando se va a despedir, comienza a besarme de nuevo, con muchas ganas, con mucha pasión... yo lo abrazo con ganas, me gusta... me atrae. Me gustan los hombres que emiten gemidos cuando los beso... y él me hace sentir que le gustan mis besos.
Suavemente desliza una mano hacia mi pecho izquierdo... Yo no lo detengo... me gusta.. luego acerca su otra mano y hace lo mismo. Empieza a desabotonar mi blusa... sigo dejándolo... se encuentra con mi camiseta. Suelto una risilla, pero él mete sus manos por debajo de ella y quiere subirla... no, eso no... trato de detenerlo pero no soy muy convincente. No quiero detenerlo. Entonces, desabrocha mi sostén y coge mis pechos entre sus manos. Me pellizca suavemente los pezones y ellos reaccionan erectándose. Tomo su cara entre mis manos y le doy besos en las mejillas y en la frente... me inspira tantas cosas... me embriaga... Pero escapa de mis caricias y pierde su cabeza entre mis pechos. Los besa... y lo hace increíblemente bien. Sin que me de cuenta desabotona mi pantalón... me llama por mi nombre... me mira... y me dice que me desea... yo no quiero que toque más allá, ahora sí tengo que detenerlo, pero su mano ya ha llegado a mi sexo... no... me aparto un poco, tengo que detenerlo. No puedo deja que siga más allá.
“Esto es un juego... en el que ganas o pierdes. Si te entregas a él... habrá ganado y tú habrás perdido”
Y no quiero volver a perder. Ya perdí la guerra anterior. Por más que me aguanté o demoré la batalla, igual perdí... no quiero perder de nuevo.
- “¿
Quieres pasar la noche conmigo?”
No... “¿Quieres pasar la noche conmigo?”... No... y volvió a preguntar y volví a responder. Lo acompaño hasta la puerta y me dice: “te vengo a buscar a las once, quieres pasar la noche conmigo?”... No.
- “
Júrame que no quieres pasar la noche conmigo”.
No puedo jurar... no quiero jurar y sí quiero pasar la noche con él. Lo abrazo y lo beso. El entiende y se va. Yo me muero por pasar la noche con él, pero no quiero que me tome por una mujer fácil. Y por otro lado no quiero perder de nuevo. No quiero entregarme porque no quiero que se vaya como los otros... y siento contradicciones...quiero hacerle el amor y sé que con él será diferente que con los últimos que he pasado, a los que sólo les he entregado un 50%... con él siento que me entregaré por completo y quiero dárselo todo. Siento un magnetismo muy intenso por él... y me recuerda una relación muy importante de mi vida. Las cosas se han conjugado casi de la misma manera... es la conjugación de la tierra con el agua... la conjugación del amor y la pasión... y presiento que voy a perder la cabeza por su amor...