martes, 24 de abril de 2007

Contracara

... Y fui a su encuentro. Y Caminé hacia la esquina. Y una voz me llamó por mi nombre... y me voltée a mirarlo. Se supone que vería una cara familiar, conocida, recorrida por mi muchas veces, en aquella pantalla que siempre tengo frente a mi. Aquella donde recorrí su ojos y sus labios... y lo miro...y lo veo... y nada de lo que veo puede parecerse siquiera a lo ya conocido. Y me pregunto, ¿donde está esa persona con la que he hablado?, a la que he conocido a través de la pantalla? Y trato de descubrir en sus facciones lo que puede estar olvidado, pero no... no hay nada... absolutamente nada que me diga que él es quien es.

Siento rabia... me siento engañada y odio que me engañen. ¿De quién es la foto que me enviaste? “de un amigo”... un amigo!... resulta que yo vi una foto de un hombre que me gustó... y resulta que ese hombre no es el que me habla todos los días, al que trato por su nombre con cariño... es la foto de un desconocido... o es la foto del conocido y es la charla del desconocido. No me gustan los engaños, ni las mentiras. Doy la cara y hablo con él, le digo lo que pienso sobre su “engaño” y lo dejo sin admisión. No quiero volver a hablar con él. Ya me hizo perder lo más preciado... la confianza.

Mentirosos conmigo no. Mire que mandarme una foto falsa, mire que decirme que creía que le estaban tomando el pelo y que por eso envió la foto de su colega... Pamplinas!

El próximo!!!!!

lunes, 9 de abril de 2007

¿Amigos?

Pude elegir el camino de la amistad. Elegir la indiferencia, porque eso es lo que siempre quise... no demostrarle tanto interés... y por esa razón continuaría siendo su amiga, a pesar de que él había encontrado a otra persona. Ese es el camino del amor. Dejar que el otro sea feliz lejos de nosotros.

Pero tenía que decirle lo que sentía, tenía que bajarle el “moño” de alguna forma.

El pavo real, estaba acostumbrado a desplegar su bello plumaje, para atraer a todas las hembras que tenía a su alcance...y era capaz de seducirlas bajo el hechizo de sus hermosas palabras y su trato encantador. (Así han de ser los mujeriegos). Pero yo tenía que hacer un poco de justicia y tratarlo de la misma forma como él se expresaba de “las mujeres de este país”. Él hablaba mal de las mujeres en general y eso me cargaba. Así es que, todas las palabras que él usó, fueron usadas en su contra. Si fui dura e implacable, fue para darle una mezcla de su propio chocolate. Aunque yo misma dejase entrever que me hirió... y que igual, aunque él me lo dijo, me hice ilusiones con él. Pero ahora, en frío, me pregunto ¿porqué aguanté un hombre así? ¿tan intransigente? ¿tan intolerante? Talvez es la obsesión, o la naturaleza de la mujer al plantearse desafíos. Sabía que era mujeriego, pero quería torcerle la mano y demostrarle que podía ser capaz de amar a una sola... pero él, sólo se ama a sí mismo.

Finalmente asimilé que si continuaba siendo su amiga, sería para que él me tuviera en su banca de reserva, es decir, creería que al haber tenido algo íntimo conmigo, sería motivo para que me tomara cuando quisiera... y eso, yo no lo iba a tolerar... No! Si quiso cambiar a la mujer, también tendría que perder a la amiga. Así que, aunque se me notara...le hice saber que perdí... Yo no iba a aguantar escuchar sus confesiones de amor como un paño de lágrimas. No iba a dejar que me tuviera siempre ahí, para cuando fracasaran sus romances... no iba a dejar que me sintiera como “disponible” para cuando cambiara de mujer... No... perdió a la mujer y perdió a la amiga! Así que lo mandé a la punta del cerro con su intención de “amistad”. Total... sé que en el fondo, algún día comprenderá lo que perdió. Y a mi, ya no me interesa un hombre como él.

Con esto que ocurrió aprendí a conocer la naturaleza de un hombre mujeriego, y eso se lo agradezco. No le guardo rencor, sino que me da lástima. Su espíritu es muy pobre y su inseguridad más grande aún. Te deseo suerte Manuel y que encuentres lo que ansías. Yo... sigo mi camino.