... Y fui a su encuentro. Y Caminé hacia la esquina. Y una voz me llamó por mi nombre... y me voltée a mirarlo. Se supone que vería una cara familiar, conocida, recorrida por mi muchas veces, en aquella pantalla que siempre tengo frente a mi. Aquella donde recorrí su ojos y sus labios... y lo miro...y lo veo... y nada de lo que veo puede parecerse siquiera a lo ya conocido. Y me pregunto, ¿donde está esa persona con la que he hablado?, a la que he conocido a través de la pantalla? Y trato de descubrir en sus facciones lo que puede estar olvidado, pero no... no hay nada... absolutamente nada que me diga que él es quien es.Siento rabia... me siento engañada y odio que me engañen. ¿De quién es la foto que me enviaste? “de un amigo”... un amigo!... resulta que yo vi una foto de un hombre que me gustó... y resulta que ese hombre no es el que me habla todos los días, al que trato por su nombre con cariño... es la foto de un desconocido... o es la foto del conocido y es la charla del desconocido. No me gustan los engaños, ni las mentiras. Doy la cara y hablo con él, le digo lo que pienso sobre su “engaño” y lo dejo sin admisión. No quiero volver a hablar con él. Ya me hizo perder lo más preciado... la confianza.
Mentirosos conmigo no. Mire que mandarme una foto falsa, mire que decirme que creía que le estaban tomando el pelo y que por eso envió la foto de su colega... Pamplinas!
El próximo!!!!!
